Qué necesita el paciente con boca seca de los profesionales que le atienden
Por: Esther Gómez - Psicóloga.
La xerostomía es una condición bucal que puede disminuir la calidad de vida del paciente que la padece. Si el profesional sanitario logra recomendar la mejor solución, el paciente puede mejorar su calidad de vida.
Los profesionales de la salud establecen un vínculo con las personas que tratan. Dependiendo de la dolencia y de las características del proceso, entre otros factores, este vínculo podrá ser más o menos estrecho. Pero, en todos los casos, se genera una relación. Ésta ha sido creada en un entorno profesional, y se trata de una relación asimétrica, en la que el paciente tiene una dolencia, y el profesional cuenta con los conocimientos necesarios para solventarla. Coloquialmente, el profesional “cura” al paciente y, en cierta medida, le cuida.
Pues bien, cada vez encontramos más evidencias que afirman que, cuanta mayor calidad tiene el vínculo entre profesional y paciente, más probabilidad de éxito tiene el tratamiento. Los pacientes que se sienten bien atendidos y bien cuidados por los profesionales sanitarios tienen mayor adhesión al tratamiento, con lo que obtienen antes una mejoría de sus síntomas.
Tanto médicos como sanitarios pueden empezar a poner atención en el tipo de vínculo que establecen con sus pacientes. No hablamos de crear una relación personal. Hablamos de la expectativa positiva que se genera en el paciente cuando siente que el profesional que le atiende se ocupa y se preocupa por él. Es decir, cuando el paciente percibe que el profesional hace todo lo posible por conseguir el éxito del tratamiento.
En este sentido, la primera medida que puede tomar el profesional para conseguirlo es ir más allá del síntoma. El profesional puede dedicar unos minutos a preguntar al paciente por su situación emocional. Es decir, por cómo le afecta la boca seca emocionalmente en su día a día. Si lo lleva bien, o hay días o situaciones en las que le cuesta más. A mayor afección, más necesario se hace la delicadeza en el cuidado del mismo.
Cómo afecta el síntoma al paciente depende de varios factores. El más determinante es la gravedad del mismo. Cuanto más presente esté, y más incapacitante sea, más le afectará emocionalmente. Pero también su personalidad es determinante. Hay perfiles más tolerantes que otros. Sabemos que tanto el umbral del dolor como la tolerancia a la frustración son diferentes para cada persona.
En este sentido, también es importante el origen de la sequedad bucal, y el apoyo social con el que cuente el paciente. Este último ayudará a amortiguar cualquier dolencia.
Algo que puede ayudar considerablemente en este aspecto a los profesionales sanitarios es el desarrollo de su inteligencia emocional. Esta es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar los estados anímicos propios y ajenos. La inteligencia emocional agrupa el conjunto de habilidades psicológicas que permiten apreciar y expresar de manera equilibrada los propios sentimientos, entender los de los demás y utilizar esta información para guiar la propia forma de pensar y el comportamiento.
El profesional también puede cultivar unas buenas habilidades de comunicación. En ellas es muy importante la escucha activa y empática, con interés. Esta forma de escucha hace que el paciente se sienta acompañado y comprendido. Además, hablar con un lenguaje claro y sencillo evitando tecnicismos y la jerga profesional contribuye al entendimiento entre profesional y paciente.
También es importante identificar las creencias del paciente, su cultura y preferencias. Empatizar con la situación concreta que vive cada paciente con su enfermedad es necesario para establecer el vínculo de calidad del que hablamos. Procurar el contacto visual, sentado frente al paciente evitando barreras físicas, facilitar un entorno cálido, agradable e íntimo y que favorezca la privacidad y permitir la expresión de emociones del paciente son pautas que también contribuirán a la buena relación.
En la actualidad, con la sobrecarga de agendas que sufren los profesionales sanitarios, y la falta de reconocimiento a muchos niveles que padecen sus profesiones, como son el económico, social, institucional, etc., consideramos que una de las recompensas que puede obtenerse a nivel laboral y que sí está bajo su control es la que tiene que ver con el agradecimiento de los pacientes.